Así le dicen a una reforma que aún no se ve ni señas ni resultados. Los acuerdos salariales, según esta forma de llamar al asunto, causarán por obra del milagro una mejora en la enseñanza, por el mero hecho de pronunciar un convenio.
Desde que tengo conciencia del problema de la educación, que comenzó con las carpas, hasta hoy escuché discursos, monsergas, promesas electorales, pero desconozco que eso haya cambiado, en lo que son muy hábiles los políticos es en encontrar el modo de seguir estirando promesas.
El gobierno presentó reformas, otra vez en fecha muy cercana a las elecciones.
Consulté sobre este asunto en los diarios, y de todo lo que me enteré es que “la escuela está como centro de los cambios”. ¿Los cambios?, bien gracias, se prometen para el año lectivo.
Los cambios: reformular la tarea docente. Frase vacía si las hay, el único cambio notable desde el último siglo es que no se permite golpear a los niños, salvajada que por suerte quedó en épocas pasadas.
Cambiar la modalidad de las 14 materias y aclarar quién es responsable por instrumentar cada cambio. Me río, eso se viene haciendo desde siempre, sin que nadie se le haya ocurrido señalar a alguien por los errores.
Desde siempre las maestras son responsables de cómo imparten sus conocimientos, de cómo lo hacen y si cambian algo, el tema es que los niños siguen saliendo ignorantes y entran al secundario con malos hábitos: piensan que los maestros tienen la “obligación” de que ellos aprendan, no toman conciencia que son ellos los que están obligados a aprender, sea buena o mala la maestra, porque luego, la vida, la tienen que hacer ellos.
Y por qué persisten en esa creencia: porque los padres los apoyan, en vez de hablar con los hijos y hacerles entender que cuando no hay clases, no aprenden algo, o no entienden a la maestra tienen que esforzarse el doble, porque luego, la vida, la siguen ellos, no la maestra.
Para mí, las reformas educativas vienen bien, pero el gobierno debe implementar una reforma de educación a los padres.
Tengo niños pequeños que van a escuelas públicas, me rompo el lomo para que cuando no hay escuela por paros y pavadas, ellos tengan una persona que se queda con ellos y les enseña las clases que debieron tener en la escuela, nada de “vacaciones” o recreos.
Sé que sale dinero que algunos no tienen, pero, ¿no sería hora que los padres nos organizáramos para encontrar un camino alternativo?
La capacitación de nuestros hijos no puede esperar los tiempos de los políticos, ni de los maestros, el tiempo pasa y no es lo mismo lo que pueden adquirir a los 5 que a los 6, cuando un año pasó, lo que no aprendieron en ese año, se perdió, es irrecuperable.
Qué, ¿nos vamos a sentar a esperar la “nueva secundaria”?
Yo no.
"La reforma tiene el valor de poner los temas sobre la mesa y sincerar la discusión", apuntó Gustavo Iaies presidente de la Fundación CEPP
Me hacen reir, la situación es sincera desde antes que ese señor naciera, no hace falta seguir con discursos absurdos.
Propongo organización para tener alternativas que formen a nuestros hijos “mientras” los políticos se preocupan por sus votos, siguen son sus discursos que pretenden lavar conciencias, siguen con el bla-bla.
La responsabilidad de la educación de nuestros hijos es nuestra, somos nosotros quienes los vemos seguir por la vida sin eso que no les enseñaron en la escuela.
Los políticos lo que hacen es pasarle el “muerto” a otros, eso sí, hablan y hablan, pero todo sigue igual.
A raíz de mi iniciativa de no dejar pasar ni un día de enseñanza formal para los niños, ahora están adelantados a los otros.
Cada “reinicio” de clases, mis niños se destacan con habilidades que todos deberían estar compartiendo.
No entiendo qué esperan los padres para reaccionar, deberíamos estar con las cacerolas, pero no por “favorecer” a los docentes, sino por favorecer a los hijos.
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